Ángeles caídos custodian
nuestras más candentes fantasías
las mantienen vivas,
las adornan con mágicos fluidos
jadeos irresistibles
caricias atrevidas
besos adictivos...
Recelosos no dejan
que nada ni nadie interfiera
en esta condena de siglos
en la que se regodean los sentidos
Nuestros pasos vacilantes
avanzan a tientas
en terrenos impensados
al borde de los cien abismos,
y tus ojos, vida mía
tus ojos amados de color dispar
me dicen vayamos por más,
mucho más allá de lo conocido
Y murmuras sobre mi boca
no temas el suceder
que no ha sucedido
Solo tú , solo yo
y esta inmensa locura
tan nuestra que nos alimenta
y que no retrocede jamás
ni ante la presencia de la razón
Flagelados de placer
el látigo del pecado
azota con saña.
Bebo de sus mieles
y me embriago de ti...
Penumbroso mundo
de extremos lacerantes,
de siseantes murmullos
reptando lascivia
aferrada a tus huesos
Tu piel y mi piel incendiándose
al rimo sensual de un blues
donde la casi invisible luna
es voyeur de lujo
en su palco de privilegios...
y rodamos cuesta abajo
muy lejos del cielo
uno en brazos del otro
por toda una eternidad
y no habrá perdón
ni arrepentidos...
XIMENA RIVAS
nuestras más candentes fantasías
las mantienen vivas,
las adornan con mágicos fluidos
jadeos irresistibles
caricias atrevidas
besos adictivos...
Recelosos no dejan
que nada ni nadie interfiera
en esta condena de siglos
en la que se regodean los sentidos
Nuestros pasos vacilantes
avanzan a tientas
en terrenos impensados
al borde de los cien abismos,
y tus ojos, vida mía
tus ojos amados de color dispar
me dicen vayamos por más,
mucho más allá de lo conocido
Y murmuras sobre mi boca
no temas el suceder
que no ha sucedido
Solo tú , solo yo
y esta inmensa locura
tan nuestra que nos alimenta
y que no retrocede jamás
ni ante la presencia de la razón
Flagelados de placer
el látigo del pecado
azota con saña.
Bebo de sus mieles
y me embriago de ti...
Penumbroso mundo
de extremos lacerantes,
de siseantes murmullos
reptando lascivia
aferrada a tus huesos
Tu piel y mi piel incendiándose
al rimo sensual de un blues
donde la casi invisible luna
es voyeur de lujo
en su palco de privilegios...
y rodamos cuesta abajo
muy lejos del cielo
uno en brazos del otro
por toda una eternidad
y no habrá perdón
ni arrepentidos...
XIMENA RIVAS
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