No sé que dirás tú esta noche en que mis dedos se desvelan sobre el negro teclado y mi alma suspira aguardando palabras que no llegarán porque poco sabes sobre ellas, de su magia y lo que provocan en mi, aunque las brindes mezquinamente casi como al descuido y no sea mucho lo que dicen.
Pero igual deberías saber que amo todas tus palabras aunque sean instrumentos preferidos de tu ego e intenten mostrarme tus otros rostros.
Por el contrario cuando estemos juntos deja que me hablen las maravillas de tus ojos que no saben mentir y ya no pronuncies nada porque a tu boca amada solo la quiero besando o exhalando suspiros y quizás susurrando incoherencias sobre mi conmocionada piel
Deja que tus manos me transmitan sus ansias y que tu corazón se entienda con el mío en su violento palpitar.
No sé que dirás tú esta noche, tampoco sé si llegarás pero mi sombra necesita de la compañía de la tuya, aunque quizás no llegues a comprenderlo ni lo sepas con certeza...
Solo pretendo que disuelvas la distancia que tantas veces me inquieta cuando estás fuera de mi y la serpiente de plata te secuestra de mi mirada en su ondulante y frío lomo devorando distancias.
Amor mio, mejor no digas nada, ni siquiera acudas a mi, solo abre tu mente, cierra los ojos, siente mi vibrar en la oscuridad de tu cuarto, escucha a mi alma que te llama y te retiene junto a ella en una caricia envolvente e hipnótica permitiéndome y permitiéndote sanar las heridas de la lejanía palpitando un nuevo regreso...
XIMENA RIVAS
Pero igual deberías saber que amo todas tus palabras aunque sean instrumentos preferidos de tu ego e intenten mostrarme tus otros rostros.
Por el contrario cuando estemos juntos deja que me hablen las maravillas de tus ojos que no saben mentir y ya no pronuncies nada porque a tu boca amada solo la quiero besando o exhalando suspiros y quizás susurrando incoherencias sobre mi conmocionada piel
Deja que tus manos me transmitan sus ansias y que tu corazón se entienda con el mío en su violento palpitar.
No sé que dirás tú esta noche, tampoco sé si llegarás pero mi sombra necesita de la compañía de la tuya, aunque quizás no llegues a comprenderlo ni lo sepas con certeza...
Solo pretendo que disuelvas la distancia que tantas veces me inquieta cuando estás fuera de mi y la serpiente de plata te secuestra de mi mirada en su ondulante y frío lomo devorando distancias.
Amor mio, mejor no digas nada, ni siquiera acudas a mi, solo abre tu mente, cierra los ojos, siente mi vibrar en la oscuridad de tu cuarto, escucha a mi alma que te llama y te retiene junto a ella en una caricia envolvente e hipnótica permitiéndome y permitiéndote sanar las heridas de la lejanía palpitando un nuevo regreso...
XIMENA RIVAS